Autobús restaurante.
La restauración está viva. Ya hemos tratado esto en otros artículos. Pero por refrescar la memoria, y para los que no han leído nada al respecto, la hostelería y la restauración se reinventa a una velocidad endiablada.
A lo largo de la historia ha cambiado mucho la forma de hospedarse y de disfrutar de la gastronomía. Siempre subyugado a las necesidades cambiantes de los clientes. Se trata de una búsqueda constante de complacer al cliente con la máxima rentabilidad. No es menos el caso del pop-up.
Esta es una nueva manera de comprar, cenar y relacionarse. Se trata de las tiendas y restaurantes pop-up, donde el espacio deja de ser fijo para convertirse en itinerante y temporal para ofrecer, casi siempre, una experiencia irrepetible.
Se trata de cenar en un autobús en marcha o en un comercio cerrado. Hay otra versión. En ocasiones los clientes reservan y no saben dónde van a cenar hasta que se publica el mismo día. El cocinero suele ser cambiante de más o menos renombre. Todo tiene cierto halo de clandestinidad y exclusividad a la vez.
El concepto nace en Nueva York y Londres. Los diseñadores y artistas talentosos inventan una nueva manera de exponer sus obras reduciendo los costes fijos y ofreciendo un producto extendido. Ya que las casas particulares, los sótanos o terrazas son el emplazamiento más habitual.
Que los comensales no se conozcan entre sí es el picante necesario de la experiencia.
por Raúl Acebrón.
24 enero, 2017 at 11:47 am
Muy interesante y magico a la vez.
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24 enero, 2017 at 11:57 am
Muy interesante y magico a la vez
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